Ideas sueltas

29 julio, 2022 Artículos

Tengo algunas ideas que me han estado rondando la cabeza hace varios días. Nacieron de conversaciones, del rato en que vengo en el carro o de los ratos de reflexión mientras lavo los trastos e incluso de las noticias. Es el tipo de ideas que hubiera usado en un artículo para Nómada, pero esos tiempos ya pasaron. Las voy a dejar acá porque tengo que dejarlas en algún lado y tal vez alguien las encuentre y crezcan y sirvan para generar nuevas ideas.

La idea principal es: Nadie aborta feliz.

Hay temas de los que todos tenemos una opinión y el aborto es uno de ellos. Hay los que están a favor, los que están en contra, los que lo satanizan aunque hayan optado por un procedimiento a escondidas, los que creen que es pecado, los que defienden la vida desde la concepción, los que juzgan, los que hubieran hecho otra cosa y demás.

Yo soy de las que defienden la elección, porque cada mujer es su cuerpo y sus circunstancias. Cada una debería tener la opción de decidir lo que cree que es mejor para ella, sin peros. El caso es que cuando uno tiene esta conversación ineludiblemente sale el argumento “pero si es libre (legal, despenalizado, seguro) lo van a estar haciendo a cada rato” y esa es precisamente la idea que me da vueltas en la cabeza. Es como si se volviera un vicio porque las mujeres son unas calientes y así qué fácil, se embarazan, abortan y a los dos días van a estar de conga otra vez, ¿dónde quedaron la moral y las buenas costumbres?

Esta noción, por supuesto, viene de ignorar qué significa para una mujer embarazarse, qué cambios físicos, mentales, hormonales va a tener que soportar con el fin de traer a un ser humano más a este mundo o, además de eso, todos los sentimientos, críticas, rechazo o incluso cárcel con que va a tener que lidiar si decide no traerlo. Sea como sea, ni la decisión es fácil ni es algo qué pasa en cinco minutos y después se olvida. Si pensamos en las mujeres que tienen pérdidas en el embarazo y sentimos empatía, pena, incluso piedad por ellas, ¿por qué les negamos eso a quienes decidieron no continuar con el embarazo? El dolor, la pérdida, el trauma físico va a ser parecido.

A veces creo que está de más decirlo, pero no, no todos los embarazos son felices y una bendición, no todas las mujeres quieren ser mamás y no todos los bebés llega a hogares amorosos, respetuosos y vivibles. No, no todas somos promiscuas, no todas procuramos una buena salud mental, no todas tenemos el dinero para mantener a uno o varios niños, no todas estamos en un momento de la vida donde sea adecuado formar una familia y no digo matrimonio, que una mujer tenga un hijo o hija es el nacimiento de una familia. Sin embargo, todas las que nos hemos embarazado alguna vez comprendemos el trauma que conlleva y no es fácil. Incluso si querías embarazarte y lo lograste después de mucho intentarlo puede pasar que te dé depresión post parto y todo se vuelva terrible.

Nadie aborta feliz y se levanta al día siguiente y piensa que lo peor ya pasó. Si fue un aborto clandestino quizás agradezca que está viva e intente seguir adelante. Incluso aquella que puede ir a una clínica cara lejos de las miradas de su familia y amigos entenderá la pérdida, lo que significa vivir con algo de lo que no se puede hablar, una cosa más que callar. Ambas tardarán en sanar.