Después de todo hoy es lunes de nuevo y pienso en vos porque ayer me pasó algo que tengo que contarte, una de esas historias aleatorias que me pasan los domingos por la tarde y que sólo cobran sentido real cuando te las cuento.
Estaba acostada en el sillón de la sala, había frío y pensé por un momento en lo agradable que sería que estuvieras ahí conmigo. Miraba una película sobre un hombre que está en Vietnam y le toca cumplir con la misión de matar a un coronel de su propio ejército. Iba el tipo volando en un helicóptero, en busca de su objetivo, cuando alguien pone “La cabalgata de las walkirias “, de Wagner y ahí empieza el desmadre. Las imágenes aún rondan por mi mente (junto a ellas ronda la certeza de no escuchar a Wagner a tu lado porque es un fantasma de las nevidades pasadas); pero la historia no termina ahí.
Llegué a la siguiente película que tenía preparada para mi tarde fílmica. Ésta era bastante más surrealista y en blanco y negro. Es una película que no habla de nada, porque habla de un hombre que hace una película en la que no quiere hablar de nada. Y de pronto, “La cabalgata de las walkirias “, otra vez, mientras el tipo pasea por el parque y recibe el agua milagrosa que lo ha de curar.
De nuevo me atacó la certeza de no haber querido escuchar a Wagner con vos, la certeza de que mi tarde estaría completa si estuvieras ahí, la certeza de que mis historias son más reales cuando te las cuento.
5. Me gusta cuando tenes ganas de hablar conmigo.