Vivo una hermosa relación de amor odio conmigo misma, similar a mi hermosa relación de amor odio con la carretera, a esa forma de adorar el camino pero odiar el tráfico; similar a esa maravillosa forma de creerme todas mis mentiras, de buscarte en todos lados.
El fin de semana me largué con unos amigos a un pueblito perdido en medio de la nada. Manejé muchos kilómetros y encontré partes de mí misma entre cada puente que atravesamos de ida y vuelta. A veces uno descubre que hay árboles hermosos que se quedan al lado del camino para despedirte y decirte que ojalá vuelvas a pasar algún día por ahí. A veces uno descubre que la carretera es eterna y te llevaría al fin del mundo si así lo quisieras.
Hola vos, cuál fue el pueblito al que te escapaste?>Bueno, siempre pasa que odiamos el tráfico, como en aquel cuento de Cortázar.>La libertad es saber cuando bajarse.>Siempre te leo y te monitoreo.>Abrazos.
Hola patojillo, ¿cómo te va todo?>>Me escapé a Pasac, en Nahualá. Una hermosa montaña, con un hermoso río, cerca, una hermosa cascada. Uno hasta cree que el mundo es un buen lugar en esos casos.>>Abrazos por millones para vos también.