El fin de semana descubrí (o admití) un par de cosas sobre mí:
1. Soy paradójica, (ya era hora de que lo admitiera dirán algunos) siento una alegría inconmensurable al comprar libros. Libros que después me harán sufrir, casi al punto de las lágrimas, y me sentiré feliz de haberlos leído y de haber sufrido con ellos. Me gustan los libros, películas y poemas tristes, me hacen feliz de alguna retorcida manera.
2. Soy cíclica, en determinadas épocas tiendo a determinadas costumbres, como ir al cine un día específico a la semana o tomar café a cierta hora del día. Para hacer estas cosas tengo que tomar un camino específico y cerrar la vuelta con un camino específico de regreso. También tengo ciclos grandes, amores que tienen que ver con viajes o ciertas calles. Cerrar esos ciclos es un poco más complejo puesto que crearlos es más complejo todavía. El fin de semana cerré un ciclo con un viaje de ida y un viaje de vuelta a Petén. La música y la carretera fueron determinantes para saber que los trozos de mi corazón se reconfiguraron de manera distinta esta vez.