Anoche te lloré miles de palabras. Me había prometido dejar de tenerte nostalgia. Me había prometido no volver a escribir con un lapicero que no fuera negro y a pesar de mí, las letras fueron cayendo como gotas azules que inundaron páginas y páginas con historias para vos. Hace unos días leí algo que escribiste y me dio por extrañar lo que supongo que fuimos. Ayer vi una foto donde estás con ella y me fijé en que se ven felices; me fijé en que tus zapatos dejaron de ser como esas botas que tuviste que abandonar en aquel viaje para que te cupieran más libros en la maleta. Admito que me duele un poco el ego al pensar que sobreviviste mi ausencia. Admito que yo tampoco me morí de amor.
Ya nadie muere de amor, la niña de Guatemala se acabo se cagó en todos.
Yo siempre pensé que la niña de Guatemala en realidad murió de hipotermia…