Hace un par de días me ronda por la cabeza esa canción que dice: creeme cuando te diga que el amor me espanta, que me derrumbo ante un “te quiero” dulce, que soy feliz abriendo una trinchera. Creeme cuando me vaya y te nombre en la tarde, viajando en una nube de tus horas, cuando te incluya entre mis monumentos…
Quizás no me puedo separar de ella porque Carlos tenía razón y es de Vicente Feliú. Quizás porque a estas alturas de mi vida es cierto que el amor me espanta aunque me niegue a admitirlo. Quizás porque debería ser capaz de creer que todo estará bien y volveremos a casa y nos enamoraremos de nuevo.
Quizás no me puedo separar de ella porque al final me queda la incertidumbre, porque quisiera verte, aparecer en tu vida, que te quedés en la mía.
Anoche tuve una de esas “pláticas de la vida” con mi hermana pequeña y quise decirle que la vida no es una mierda siempre, que las cosas mejoran, que el dinero va y viene, que el amor no se acaba, sólo cambia de lugar, que al final todo es cuestión de actitud. Y en cambio sólo logré balbucear algo de las decisiones adultas, del tiempo que pasa, del consuelo que nos ofrecen las películas que al final nos recuerdan que todo estará bien, que iremos a casa, que nos enamoraremos de nuevo. Creeme cuando te diga que el amor me espanta, pero espero que llegue un día de estos.
a mí también me espanta. y para curarme del espanto, decidí enfrentarlo de frente. pero huyó el cobarde y ando buscándolo. >>salud.
A mi me espanta constantemente y la que huye soy yo.
Prado:>>para mí que es pura ley de Murphy, jajajaja>>suele pasar, pero ya que te decidiste, pasará.
Abril:>>como dijeron en una película de cierto unicornio: cuando huyes de algo inmortal atraes su atención. >>A veces hay que dejarse caer.