Gabriel dos prazeres

21 mayo, 2008 Uncategorized

Anoche leí María dos Prazeres, de García Márquez antes de dormir. Luego llegó la lluvia y me entregué al arrullo de las gotas en el techo de lámina. Como nunca he comprendido bien los mecanismos del sueño no puedo explicar cómo llegué al museo en el que me encontraba, no puedo explicar por qué era una mezcla entre el tortugario de Monterrico y los salones del parque de la industria; no puedo explicar cómo apareció García Márquez (viejo, no de joven), cómo se desvistió, cómo me acostó en mi cama y me hizo el amor, que sin entrar en detalles abrumadores fue todo lo que se puede esperar de un amante experimentado y galante.

Me hace mucha gracia el sueño, en parte por los cuentos del propio Gabriel y sus personajes que se encuentran en sueños, en parte por lo onírico y conceptual incomprensible de la situación, en parte porque yo hubiera elegido a otro para ocupar su lugar y en parte porque me hizo despertar con una sonrisa impertinente en los labios.

Temo confesarle a Joe que anoche le fui infiel, que otro ocupo su lugar en mis sueños, que me gustó.