las tardes de grillos

3 agosto, 2007 Uncategorized

Anoche tuve pesadillas. El teléfono sonó a la una de la mañana y después de eso la noche dejó de ser calma. En esos casos amanezco con los ojos a punto de las lágrimas y con la angustia de todo lo que no he dicho. Suelo pensar, en esos casos, en las múltiples formas en que he decepcionado a mis padres, detenido mis pasos, lastimado a quienes estén cerca. Después la mañana es plana. Ir a trabajar porque no hay algo mejor que hacer, esperar que el día pase. La tarde, la tarde sólo ha de ser la tarde.

Hoy tendrías que abrazarme por muchas horas seguidas para borrar de mi nuca el cansancio de las imágenes que atormentaron mis sueños, pero eso no es tan fácil, amor, vos y yo sabemos que no es tan fácil.