Era viernes por la noche.
Era noche cerrada.
Era hora de nostalgias múltiples y ganas de saltar.
Marqué tu número y sonó y sonó y sonó cinco veces, entonces colgué.
No he decidido por qué te llamé, quizás fue mejor que no contestaras.
No he decidido si me gustás por vos mismo o si lo que me gusta es la idea de que me gustés.
No he decidido si te llamaré de nuevo un día de estos, claro, para no decirte nada importante, para irrumpir un momento en cualquier cosa que estés haciendo, aunque sea de mala suerte.
Si, todo lo que escribo es pura poesía, pura ficción que no me lleva a saber si puedo perderme en tus ojos y reír y reír y reír, madrugadas sin ir a dormir…
Es martes por la tarde.
Es tarde de oficina.
Es hora de nostalgias específicas y ganas de saltar.
Pienso en vos como único remedio.
me gusta que fluyan los sentimientos y que mas amigos que una hoja de papel y un lapiz, sigue con esos pensamientos púes me gustaron mucho
Hola Anónimo, gracias por comentar 🙂