En la ciudad nunca está oscuro del todo. Te despiertas a media noche y te encuentras en una vaga penumbra que te impide quedarte con los ojos abiertos e imaginar que estás en cualquier otro sitio. Despierto, voy al baño y en el camino recuerdo otras casas, lejanas ahora, donde la noche estaba cerrada cuando debía estarlo y resplandecía sólo con la luna llena. Vuelvo a mi cama y cierro los ojos, tratando de encontrar en mí la oscuridad que no encuentro afuera.