Tengo ganas de una tarde libre, una botella de vino, un monumento en las Américas a falta de parques y un buen libro de poesía.
Quizás un poco de Sabines, para que el corazón se me llene de ternura. O un poco de Gelman para la nostalgia. Bukowski o Rojas para recordar que no tengo talento, que debería ser una gran poeta y solo tengo sueño por la tarde y necesito un poco de silencio.
Después de eso, te escribiría las despedidas que no te escribo aún, todas las cartas que te debo, todos los días que nos dejamos para después.