Hoy por la mañana todo estaba muy claro. Supongo que un poco de sueño te ayuda a aclarar las cosas en la cabeza. Ahora llueve con todas las ganas y tengo esa leve cosquilla en el estómago que me indica que sería perfecto dormir una siesta abrazada a vos. Es como si la nostalgia se me refugiara en la panza, como si la lluvia la hiciera salir despacio.
Al despertarme comprendí que a pesar del miedo que me da dejar que alguien se acerque, cuando tengo la oportunidad me lanzo al vacío; creo que es una pena haberme topado con aspirantes a Joe que han resultado cautos, digamos, que no han cerrado los ojos y confiado en que todo iría bien. Ahora sé que el amor si existe para mí, lo que pasa es que no ha estado cerca en estos días. Llegué a la conclusión de que si viviera en el mundo de las novelas románticas sería Mr. Darcy (lo sé, lo sé, es un “él”, pero bueno no se pongan puristas y dejémoslo en que yo sería su versión femenina) y lo que necesito es una Elizabeth (en versión masculina) que se asuste un poco conmigo al principio, pero luego comprenda que soy el amor de su vida.