Déjame entrar al dolor de tu cuerpo
quiero morir mendigando tu pan
déjame estar condenado en tus huesos
¡Nadie me hable, ya déjame entrar!
Déjame decirte las cosas que te guardo en secreto, contarte un cuento con final feliz. Déjame conocerte de verdad, aunque luego no soporte el dolor, ni la verdad. Déjame venir a visitarte y hacer los mismos chistes y reír y reír y reír, madrugadas sin ir a dormir. Déjame entrar al dolor de perderte.