A estas alturas de la vida no recuerdo si vi el final de Candy, sí sé que descubre que en realidad el tío abuelo William era Albert; también sé que no me la perdía, que cantaba la cancioncita del inicio y del final y supongo que sufría horrores con el drama. Hay un capítulo en que ella regresa al Hogar de Pony después de la muerte de Anthony, va subiendo a la colina y hablando con él (con su recuerdo) y le va enseñando todo lo que el canchito ya no pudo ver. Hoy venía manejando y después de virar arbitrariamente a la izquierda en una rotonda, empecé a subir la cuesta frente al Intecap, en la zona 4 y pensé que alguna vez podría contarle a alguien que ayudé al Homa a hacer la maqueta de su proyecto de graduación, que esa maqueta era un proyecto en ese terreno que queda en una colina y, bueno, me sentí un poco Candy con una voz en la cabeza que representa la nostalgia por el tiempo que fue. A veces le hago caso a ese narrador que habita en mi cerebro y que todo el tiempo me está dictando historias. A veces escucho esa voz que me habla de los días que se fueron, que me hace darme cuenta de lo autorefencial que soy. Sé que un día de estos vamos a ir juntos y te voy a contar historias que hablan de mí, que te van a dejar conocer quién era yo en ese tiempo en que no me conocías.