Yo nunca, nunca…

5 enero, 2012 del día Uncategorized

Yo nunca, nunca he sido de esas que se cuelgan del cuello de su novio mientras dan grititos de júbilo y le dicen “mi amor, qué bueno”. Quizás porque pocas veces he salido con tipos mucho más altos que yo; quizás porque nunca he sido pequeñita y fragil. Me hubiera gustado ser pequeña, no hablo de ser delgada, hablo de ser una de esas muchachitas que parecen tan vulnerables y que los novios parecen tener tantas ganas de cuidar. Quizás tenga razón Miranda July en su cuento Roy Spivey, porque la protagonista dice ser alta y tener la necesidad de parecer pequeña para él: “En realidad no es pequeño, pero todos somos niños mientras dormimos. Por esta razón, siempre dejo que los hombres me vean dormida desde el principio de nuestra relación. Les hace darse cuenta de que, aunque mido 1.80, soy frágil y necesito que me cuiden. Un hombre que puede percibir la debilidad de un gigante sabe que es, en efecto, un hombre. Pronto, las mujeres pequeñas lo hacen sentir casi amanerado y, he aquí, ahora le gustan las mujeres altas.” Pero tampoco soy tan alta. Yo nunca, nunca he sido de esas que se ponen tacones a diario y que no pueden salir de su casa si no están bien arregladas y maquilladas. Quizás porque siempre me he engañado pensando que voy a encontrar a ese que me querrá con lo despeinada que soy, que verá adentro de mis ojos todo lo que necesita ver. Yo nunca, nunca logré que te enamoraras de mí, aún con todas las cartas, con todas las historias, con todas las ganas que te tenía, supongo que nunca, nunca logré conmoverte. Yo nunca, nunca pensé que me iba a cansar de esperar a que aparcieras al cruzar en cualquier esquina y, he aquí, que he estado pensando que nunca, nunca te encontraré, que vos ni me estás buscando. Quizás porque buscás a una mujer pequeña y fragil, que se maquilla todos los días y usa tacones, que se puede colgar de tu cuello mientras da grititos de júbilo y a la que no le gustaría, ni de broma, un cuento de Miranda July. Yo nunca, nunca creí que te perdería la esperanza pero últimamente los nuncas me llegan en futuro en lugar de pasado.