Estoy a punto de salir de la oficina. Volví hace un par de días y todo sigue como si nada hubiera pasado; como si el tiempo de mi ausencia no significara nada. Mi carro dejó de funcionar (y ya), vos no te das cuenta de si voy o vengo (y ya), tengo meses sin tomar café a las tres, tengo el mismo nudo en la garganta que me indica que algo debería cambiar. ¿Qué pasaría si te digo que te extraño? ¿Qué pasaría si le hago un entierro vikingo a mi carro? ¿Qué pasaría si dejo de leer para el club de lectura o si dejo de escribir informes? ¿Qué pasaría si dejo de escribirte?
Estoy a punto de notar que afuera atardece, que el cielo está tomando un sólo color y que las luces se encienden una por una. Estoy a punto de entender que si le subo el volumen a la compu la voz de Regina llenará la oficina entera y que si canto en voz alta en el carro es sólo para callar mis pensamientos.
Buenas noches, amor. Volví después de unos cuantos días de caminar por calles interminables y mi nostalgia por vos sigue intacta.
Adelou: no dejes de escribirle, sería injusto contigo misma. Nostalgias intactas… las peores de todas
que estés bien !!!
Ademas seria completamente injusto con nosotros, los que nos trasportamos a otro espacio leyendote…
Porfa, no dejes de escribirle, ni de escribir.
Un abrazo.
Hey MarioMarch, no worries, no seré injusta conmigo.
Abrazos por millones, que estés bien también 🙂
Hola Juliana, no worries, que deje de escribirle a uno de los abstractos que conforman el abstracto mayor no es lo más relevante del caso.
Gracias por creer y pasar por acá a leer estos pequeños posts.
Abrazos